Está
equivocado quien piense que el PSUV está acabado. Digo PSUV y no gobierno, en
honor a la asertividad del idioma. El PSUV aún puede, tal como lo desea,
pulverizar a sus enemigos políticos, asegurar la prolongación de su mandato por
unos quinientos años y elevar la figura de Chávez por encima de la de Cristo,
Bolívar o la pareja que nunca pudo tener quien esto lee.
Es
que el PSUV tiene la opción de hacer un buen gobierno, de satisfacer las
necesidades fundamentales de la gente, demostrando así que la base de su
revolución es de verdad humanista y solidaria, lo que implica de forma
correlativa, el ejercicio de una administración pública proba y sensata.
Ahora
bien si notamos que:
El
diputado Cabello dice que no le mandarán dinero a la Asamblea Nacional porque
es "ilegítima".
El
diputado Carreño vocifera y adelanta lo que hará el TSJ en los próximos días
frente a la petición que él y el PSUV le han formulado.
Un
oscuro diputado (de verdad, no lo recuerdo y no quisiera, sin pretender ser
émulo del más grande) en su intervención en la Asamblea anuncia que protegerán
al proceso revolucionario, el movimiento bolivariano y el legado de Chavez (sin
nombrar al pueblo, a la gente, al ciudadano, al otro o a alguien que no sea
parte de su grupo de influencia).
Las
medidas económicas de Maduro se limitan a cambiar ministros.
Etc.
Debe
a uno pensar que la opción gloriosa y salvadora del PSUV pasa por proceder de
un modo completamente distinto al que le ordena su propia naturaleza. Suerte
con eso.
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