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martes, 30 de junio de 2009

Esto era y luego terminó

Las veces que vino no fueron demasiadas, pero ella las recordaba con alegría (y con tristeza y con rabia, ella era compleja, es decir, era gente). Ella salía de la casa y lo esperaba. Alguna vez la espera fue vana, pero ella prefería olvidar, sin que por eso obviara el sufrimiento. Si uno sufre, es porque está vivo, pensaba y sentía culpa por ser tan poco original. El se había dado cuenta de que ella lo amaba antes que ella misma atinara a hacerlo. Creo que la manipulaba, muy torpemente, no era ducho en esas cosas, como no lo era en casi ninguna que tuviera implicaciones prácticas en una vida normal. Él anhelaba una vida normal, es decir, no tener una vida normal, sino disfrutarla. Hacerlo como las personas que cantaban una canción de moda, las que iban a bailar el viernes y dormían el sábado hasta tarde y las que al morir decían díganle que tuve una hermosa vida. Él no bailaba y ella se deleitaba en un merengue o una salsa. Un corro casi siempre surgía junto a ella: sabía transmitir entusiasmo, aunque se hacía algo sospechoso que siempre usaba sus habilidades en las fiestas y a horas más bien tardías.

A pesar de todo, ella salía la siguiente vez, con el amor en la mirada que no parecía cansarse nunca de esas cosas, que parecía inagotable, pero que uno sabía que no lo era, bueno, porque las cosas son así. Él saludaba de lejos y cuando estaba más cerca le daba un beso en la mejilla. Ella se sentía humillada y se prometía no seguir en ese juego idiota. Más tarde hacían el amor y ella olvidaba sus promesas. Él la quería, pero de verdad era un idiota y lo sabía y pensaba, esto es bueno para sentirse vivo y sin decirlo, sin que saliera una palabra de su boca, ella se enteraba de todo y sufría y sufría. Hay gente que es feliz, le mostraba ella y señalaba la televisión o a personas que pasaban por la calle. Sí, decía él y se daba vuelta en la cama. Luego se iba. Un día no volvió más. Ella preguntó y muchas cosas le decía la gente, pero ninguna le satisfizo. Todo siguió su curso, como todas las cosas lo hacen hasta que se terminan y hasta que caen en olvido.

2 comentarios:

Franklin dijo...

Que grato descubrir tu blog, tus post son muy buenos. Pasaré por acá a menudo.

Un saludo.

p.s. Tienes razón, en Venezuela se escribe muy bien. Tenemos, tal como dijiste tu, leernos y comentarnos.

David Colina dijo...

Amigo F, gracias por comentar mi blog, mira que pocos lo hacen. Y sí, debemos leernos y compartir lo que hacemos. Aquí se escribe y no poco. Se escribe muy bien.

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