A veces uno cree que es necesario salir a la calle a gritar o a golpear a las personas para que escuchen el mensaje. Sólo que es más comodo escribir y en el trayecto se violan menos leyes de los hombres. El problema, el problema es que el mensaje suena a nada, porque es nada. Digamos, Chuck Palahniuk o Fernando Vallejo, ellos dicen cosas y ponen énfasis en lo que hacen. Y como nombré a ellos dos, pude decir Homero o Proust. El problema es que no sirve de nada. Thomas Mann analiza al hombre mediano ( y más o menos adinerado) en su Montaña Mágica, si me disculpan la recurrencia a esa novela, pero no sé para qué lo hace. ¿Será que nadie le para? ¿Será que el mensaje no vale la pena? La literatura sólo de hizo para divertirse, por favor, nadie olvide eso ni que divertirse no siempre es reir. Tal vez eso sea ser feliz.
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