La nostalgia es cosa extraña. Vuelve cuando lo desea y se va. Hablemos claro, la nostalgia mucha veces tiene rostro de mujer, de muchacha digamos y de muchacha ida. De muchacha que ya no es. También puede ser ciudad, canción o bicicleta. Libro, pared caída o viento que sopla del sur. Creo que ya se entendió. Que se me ocurra, oh, que la nostalgia se refiere en realidad a mí mismo, al que he dejado de ser, al que se ha quedado en el camino (otra imagen novedosa), no lo juzgo sorprendente. Es descubrimiento que todos hacen cuando están solos, cuando llueve y no se puede salir y sólo hay ventana para mirar e incluso cuando se ha bebido, casi en demasía.
Y sin embargo, la nostalgia regresa y arranca alguna lágrima, sobre todo en privado. Habrá muchas formas de nostalgia o habrá tomado ésta muchas formas. La mía es esta que digo. La de Andrei Tarkovski es una Nostalgia hermosa pero excepcionalmente lenta. Es un ejemplo de los muchos que tiene el arte, que se compone en parte no desdeñable por nostalgias bonitas. Y por no pocas feas, que tampoco hay garantía de que las cosas salgan bien o gusten a la gente.
3 comentarios:
Tarkovsky: un maestro del cine del siglo XX. Para mí, ¡inigualable!
Saludos!
R.P.
Para mí también, saludos.
Posiblemente la mejor película que he visto. Gracias por esta reseña, DAvid
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