un sitio de reunión para todos aquellos que escriban o que pretendan hacerlo. sobre todo aquellos que escribimos en las sombras e, incluso, en una zona de cierta penumbra.

martes, 23 de octubre de 2007

Un poco (demasiado) sobre el relato breve


El relato breve tiene sus teóricos; serán dejados de lado en esta entrada, bien porque su estudio pueda considerarse extenso, contradictorio o árido o bien porque el autor del blog los desconozca o prefiera desconocerlos. Breves puntualizaciones se hacen necesarias. A cada cosa según su naturaleza o forma de ser.

No creo excesivo o presuroso afirmar que existe mayor número de obras maestras dentro del cuento breve, incluso brevísimo, que en el campo de la novela. Tal vez sea porque se dure menos en la ejecución de aquel en comparación con ésta (esta tesis se puede comprobar con un sencillo experimento casero).

Un cierto ánimo de competencia determina que en algunas épocas se haya intentado (y en otras logrado) escribir cuentos cada cual más breve que el anterior. Magnificos ejemplos hay:


For sale: baby shoes, never worn. (Se vende: zapatos de bebé, sin usar) Ernest Hemingway


El dinosaurio.

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Augusto Monterroso


La tradición zen, con sus koans y sus relatos ha contribuido a enriquecer este género que de esta manera se emparenta, o así lo creo, con el haiku en lo de producir un destello en el ojo o on estremecimiento del espíritu a los que sigue la nada.

El cuento brevísimo no sólo puede abordarse con ánimo lírico. Muchas veces el mismo se nutre de una idea ingeniosa, de esas que en la oralidad se encarnan en el buen chiste o adivinanza que de tanto repetirse pierde la gracia, sin que por ello deje de oirse una y otra vez, incluso en la misma fiesta, velorio o de tarde de calor en la oficina. La ambigüedad o ambivalencia es un buen producto final.

Gracias a la Internet se puede acceder a una gran cantidad de trabajos breves de narradores que de otro modo no conoceríamos, a causa del extraño e injusto (y otros calificativos más fuertes que no tengo deseo de escribir) filtro de las empresas editoras. El mexicano Eduardo Olivares nos da un maravilloso ejemplo ello, tomado de la página http://www.ficticia.com/:



EL FETO GENIO
Eduardo Olivares
El feto genio despertó temprano. Ya pronto serían los nueve meses cumplidos desde aquel infausto día en que una simple célula había derivado en la masa de miembros pequeños y demandantes y de sensaciones confusas en que se había convertido. Meditó sus opciones mientras nadaba en las pegajosas aguas de su hábitat. Escuchó a sus padres hablar de hospitales y de sexo y de cuentas por pagar. Escuchó a su madre cantarle y también la escuchó jadear atrapada entre las viscosidades intensas de la masturbación. Escuchó los noticieros televisivos y, a través de las desenfrenadas voces de los conductores, percibió el dolor vivo e infinito de un planeta al borde del suicidio.
Entonces, en un impulso de inextricable sabiduría prenatal, decidió no nacer.
-Ni que estuviera pendejo -, razonó, mientras sus ojillos llenos de orina alimenticia y de mucosa asfixiante, se cerraban plácidamente para siempre.


A modo de ejercicio pretendo demostrar cómo se puede construir, aún torpemente, un relato con base en cualquier idea sencilla:


La adolescencia es tiempo de gran padecimiento, si se sigue la etimología e incluso carencia. En ese tiempo Carlos caminaba, si no pegado a las paredes, sí ensuciando con cal o pintura barata pantalones y camisa y sufriendo alguna rasgadura o raspadura en ropa o piel. Desde esa posición podía contemplar muy bien a las muchachas más hermosas a sus ojos, esas que poblaban sus ensoñaciones eróticas. Un día un golpe le desvió de la contemplación. Un hombre de unos cincuenta años, calvo y rosado lo empujaba, una mano contra el pecho y el puño semiabierto semicerrado bajo la oreja, con fuerza. "No me vas a robar, vete a la mierda". El hombre entró a su oficina. Carlos se dejó crecer el pelo, se inscribió en el partido comunista y usó en lo adelante una argolla en la oreja izquierda, demasiado grande tal vez. Colocó pancartas y escribió pintadas de madrugada, militó lo más que pudo y a los años compró carro. Su partido llegó al poder, pero siguió de largo. Sin darse cuenta, esperó y al fin vio en la prensa la noticia del deceso del hombre calvo que en los últimos años ya palidecía. No se sintió contento, tampoco tranquilo, pero estuvo bien. Al mirarse al espejo vio cómo la argolla, con su peso, había estirado visiblemente su pabellón auditivo.

lunes, 8 de octubre de 2007

La doctrina del shock

domingo, 7 de octubre de 2007

Próximo cumpleañero

Ayer reflexioné sobre los aniversarios de vida y la película Cadena de Favores. Creo que debe establecerse un mecanismo para que los unos, agasajados del día, anuncien los próximos festejos y así vivir en eterna amenaza de fiesta. Yo cumplo mi parte. El tres de noviembre de 1954 dio sus primeros pasos una criatura llamada Godzilla. El tiempo no le pasa, cada vez se ve más joven, tal como podrán ver en el video. Tal vez tenga un poco de mal carácter, pero es muy buena gente. Te paso el testigo, Godzilla, de aquí sigues tú.

sábado, 6 de octubre de 2007

Feliz Cumpleaños a mí!!

Frank Miller creó su gran obra "El regreso del señor de la noche", al darse cuenta que ya estaba más viejo que su héroe favorito, Batman, por lo que, en uso de una provechosa venganza, lo imaginó viejo y cuasi retirado, con las maravillosas consecuencias que cualquier lector de comic ha disfrutado hasta la saciedad.
Cristo murió a los treinta y tres años. Le mataron a tiempo, mientras su verbo era aún potente y novedoso. Antes de que se empezara a repetir. Antes de que la gente exclamara: "Son cosas de viejo". El Sermón del Monte requería de pulmones vigorosos.
Hoy cumplo treinta y cuatro años. Muchos hombres antes de mí habían alcanzado logros fabulosos a esta edad. Una ventaja les llevo, porque estoy vivo. Del apuro sólo queda la muerte.
Estoy en la edad en que se hace balance y se debe contar con bienes suficientes, ser sensato y tener alguna enfermedad crónica. En lo de los bienes estoy atrasado, creo. Y no lo digo por remedar a Henry Miller cuando al principio de su Trópico de Cancer dice: "No tengo dinero, ni bienes, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz sobre la tierra". Hay que ser más serio, coño, me dijo un amigo, ni que ser pobre fuera bonito. Ejemplo claro de esta errónea concepción, el tema "Pobrecito mi patrón", de Alberto Cortés.
Y sin embargo, no todo es dinero. Eso lo sé. Lo que ocurre es que el dinero es más sencillo. Lo de las relaciones es medio oscuro. Y lo del arte, tura de turas. Ah, Julio, Julio Cortázar, no me abandones hoy y nunca más.

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