un sitio de reunión para todos aquellos que escriban o que pretendan hacerlo. sobre todo aquellos que escribimos en las sombras e, incluso, en una zona de cierta penumbra.

sábado, 14 de agosto de 2010

La locura del rey Jorge (resubido, original del 29.08.09)


Un video editado se difunde por Internet: en él se muestra la presunta demencia senil que aqueja a Fidel Castro. Sin ser demasiado parciales debe reconocerse que el hombre no es el mismo, que una enfermedad, la que sea, oculta a los grandes medios (e incluso a los pequeños y virtuales) ha disminuido sus facultades mentales. Nunca le tuve por genio, como tampoco a ningún otro político. Siempre he esgrimido la tesis de que quienes nos gobiernan, desde la época y el lugar que se juzgue conveniente usar como referencia o punto de partida, son personas normales, tal vez demasiado pagadas de sí mismas, tal vez un poco locas, creyentes de su propia leyenda. Pero es evidente el deterioro del discurso. Digamos la verdad; Fidel parece, en ese video, un abuelito bueno y senil de los que huelen a orina seca. Mi idea no es mofarme del hombre. El tipo tiene cuentas pendientes. Como todo gobernante, debió pasar por encima de muchos, ejecutar grandes injusticias para llegar y, sobre todo, para mantenerse en donde tantos años estuvo. A ratos, ratos perdidos acaso, hizo algunas cosas bien y ayudó a otros. Pero como dijo Julio Cortázar, allá en el fondo está la muerte. Es nuestra naturaleza, debe ser asumida su inminencia para calmar un poco el ánimo y ahuyentar el temor paralizante que la conciencia de la propia finitud podría causarnos si no la entendemos como algo natural. Los que han abandonado la creencia en ultramundos o en trascendencias, saben o debieran saber el riesgo y la valentía que requiere su postura. Ante esto es inevitable construir ídolos, titanes que afrontan los avatares de la existencia, las fuerzas de la naturaleza e, incluso, la perversidad humana encarnada en sistema político y económico. A tales fines se han levantado o se levantarán altares ateos para Marx, Lenin, Mao o Fidel. Es forma de asumir la vida y por esto no es objeto de crítica mientras en nada moleste o dañe a los demás, a los que no comparten la creencia o no la comparten con la misma intensidad o sinceridad. O mientras no dañe a cualquiera. Alargo demasiado mi reflexión, la idea es: es tragedia la muerte y es tragedia la muerte de los mitos, aún antes de la muerte física de quienes los encarnan. No puedo condolerme por un señor que juzgo pernicioso, tampoco alegrarme: vida y muerte son naturales como la lluvia, la noche o el sonido. Me duele, eso sí, la desolación de quienes han construido su vida en torno a esa figura, viendo en ella una especie de superhombre que no tendría final. Los que creen en ultramundos tal vez sean infelices en el fondo. Pero los creyentes de las religiones de izquierda tienen despertares más incómodos y no siempre tan tardíos, tan tranquilos, tan serenos.

viernes, 13 de agosto de 2010

Lecciones incompletas

Quino, en alguna época de Mafalda, la hace asistir a la escuela primaria o de primeras letras. De ello deriva muchas situaciones jocosas, de entre las cuales escojo una ahora: Ella y su amiga Susanita conversan y en los globos sobre sus cabeza se pueden leer frases escritas con redondeada letra de maestra normalista: "mamá sala la masa" y "esa masa es sana" o cosa parecida, luego de lo cual Mafalda concluye, después de despedirse de su amiga: "lo bueno de asistir a la escuela es que una puede conversar en un nivel literario". Habrá que disculpar la inexactitud de estas citas, pero son hechas de memoria y de lejos.
La risa me distrajo durante muchos años, pero justo logré pensar en lo expresado con alguna independencia y se me ha ocurrido algo, si se juega un poco, si se supone que no se avanzó demasiado en los estudios de primeras letras, digamos, no más allá de las cuatro lecciones iniciales de primer grado, es decir, las lecciones "mamá", "papá", "sapo" y "loma" (sobre el contenido de las mismas deberian sobrar las explicaciones) podrían escribirse algunas ideas significativas o curiosas? Pienso que es posible, propongo algunas y sugiero la colaboración activa de los potenciales lectores:
-papá amasa la mama.
-ese lama sopesa mi misa
-papá usa la mula. Ama a esa mula.
-mami, esa posesa lo mama.
-mamá, su moso (bueno, tan poca educación no incluye buena ortografía) se pasó la pepa.
Es posible, pero trabajoso, excluye las opciones de tutear o decir que no de modo directo, pero nuestra educación agradece que no le exijamos demasiado.

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El Internet me ha abandonado

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